Oh, mi amada Nefertiti,
eres la luz de mi vida,
la razón de mi existir,
el sol que ilumina mi camino.
Tu belleza es incomparable,
tu gracia, inigualable,
y tu amor, eterno.
En este mundo y en el más allá,
mi corazón sólo late por ti,
y mi alma sólo te anhela a ti.
Que nuestros nombres sean recordados
por siempre, como el símbolo de un amor
que nunca se desvanecerá.
Akenatón