Por Alejandro Gamero.
Poco antes de la invasión rusa de Ucrania, la pandemia de coronavirus supuso un avance cultural inesperado en el país. Ucrania tenía una de las tasas de vacunación más bajas del mundo y el Instituto de Libros de Ucrania, una agencia gubernamental relativamente nueva, tuvo la idea de ofrecer vales culturales como recompensa por vacunarse contra el covid. En realidad, con el vale se podían comprar entradas para el cine o para conciertos, acceso a gimnasio o libros. Muchos prefirieron esto último.
Muchos ucranianos no estaban habituados a comprar libros. Según los estudios, cada ucraniano lee un libro de media al año. Sin embargo, desde que Rusia anexionó Crimea y ocupó parte del Donbas en 2014, las autoridades ucranianas han aprobado varias leyes sobre los libros. Una de ellas prohibió importar libros de Rusia, lo que obligó a los medios a publicar en ucraniano. También se lanzaron programas para apoyar a escritores locales y para traducir a autores extranjeros al ucraniano. Como consecuencia, muchas editoriales ucranianas se fortalecieron y aparecieron nuevos escritores.
Ahora todo eso parece haber quedado lejos. Con la invasión rusa, ya no hay tiempo para leer o para escribir, sino solo para sobrevivir. Cuando, el 24 de febrero, Rusia lanzó un ataque a gran escala, los misiles impactaron no solamente contra infraestructuras militares, como afirmó el presidente Vladimir Putin, sino también contra hogares de civiles. Así que estos se vieron obligados a inventar formas de protegerse.
Uno de los ejemplos más originales es la fotografía hecha por Lev Shevchenko. En la imagen vemos montones de libros apilados en una ventana, como si fueran una trinchera. Están colocados con el lomo hacia dentro, por lo que es difícil saber cuáles son la mayoría de ellos, pero en uno de ellos sí vemos el nombre, un grueso volumen de las obras del artista ruso Ilya Glazunov. Irónicamente, este pintor apoyó públicamente las políticas de Vladimir Putin y pintó cuadros en alabanza de Rusia, y ahora la gente de Kiev usa un catálogo de sus pinturas para defenderse de los ataques aéreos del ejército ruso.