Por Francisco de Quevedo.
Antiyer nos casamos; hoy querría,
doña Pérez, saber ciertas verdades:
decidme, ¿cuánto número de edades
enfunda el matrimonio en sólo un día?
Un antiyer soltero ser solía,
y hoy, casado, un sin fin de navidades
han puesto dos marchitas voluntades
y más de mil antaños en la mía.
Esto de ser marido un año arreo
aún a los azacanes empalaga:
todo lo cotidiano es mucho y feo.
Mujer que dura un mes se vuelve plaga:
aun con los diablos fue dichoso Orfeo,
pues perdió la mujer que tuvo en paga.