Internet Archive

Por www.currentaffairs.org

Fundado en 1996, Internet Archive es uno de las plataformas más valiosas de Internet. Bibliotecas de todo el mundo la utilizan para compartir el acceso a sus contenidos en formato digital, a los que los usuarios pueden acceder de forma gratuita, independientemente de dónde se encuentren. Sus fondos están compuestos por casi 38 millones de textos electrónicos, incluyendo más de 3,6 millones de los cuales tienen derechos de autor. Archive trabaja en colaboración con más de 1.400 bibliotecas para ofrecer acceso gratuito a decenas de millones de textos, películas, archivos de audio, fotografías y piezas de software. También mantienen la Wayback Machine, que cataloga 808 mil millones de páginas. Además ha sido pionero del «préstamo digital controlado», mediante el cual «circula la cantidad exacta de copias de un título, independientemente del formato, poniendo controles para evitar que los usuarios puedan redistribuir o copiar la versión digitalizada». En palabras de su fundador, Brewster Kahle, buscan ofrecer «acceso universal a todo el conocimiento».

Teniendo en cuenta todo esto, Internet Archive puede ser lo más parecido que tiene el mundo moderno a la Biblioteca de Alejandría, el gigantesco edificio que sobrevivió seis siglos como el depósito de conocimiento más importante del mundo antiguo. Y de manera similar a su antepasado, que según cuenta la leyenda fue incendiado durante la conquista de Egipto por parte de Julio César, gran parte del contenido de Internet Archive también puede estar destinado a la destrucción debido a la búsqueda de ganancias de ciertas editoriales.

En marzo, cuatro de las editoriales más importantes de Estados Unidos (Hachette, Harper Collins, John Wiley & Sons y Penguin Random House) ganaron una demanda contra Internet Archive. Las editoriales argumentaron que Internet Archive cometía una infracción contra los derechos de autor al alojar escaneos digitales de libros protegidos, sin el permiso de los editores. La justicia dictaminó que al escanear libros físicos Archive crea «obras derivadas» y, por lo tanto, necesita el permiso de las editoriales.

La demanda se presentó en junio de 2020, poco después de que Archive suspendiera su política de Biblioteca Nacional de Emergencia, que permitía temporalmente que se prestaran más copias de libros de las que poseía debido al cierre de las bibliotecas físicas. Sin embargo, la demanda de las editoriales no se limitó a esta política de corta duración. Las editoriales argumentaron que Internet Archive practicaba una forma de «piratería digital deliberada a escala industrial». Según el juez, aunque Archive en realidad no aumenta el número de libros en circulación, «las editoriales tienen derechos de publicación exclusivos» y la plataforma «violó los derechos de autor de los demandantes en 127 libros al escanear copias impresas y prestarlas en formato digital sin el permiso de los demandantes». Solo podrían digitalizar legalmente los libros que forman parte del dominio público, lo que los obligaría a eliminar más de 3,6 millones de obras con derechos de autor que actualmente se encuentran en la plataforma.

A esta decisión se llega después de haber desestimado el «uso justo», que permite las copias para su estudio, para la enseñanza o para usos en investigaciones, a pesar de que los préstamos de Archive no tienen ánimo de lucro ni suponen un impacto en el mercado distinto al que puedan tener las bibliotecas. Sin embargo, incluso aunque Archive esté infringiendo los derechos de autor, la destrucción de esos textos no es algo positivo. En el fondo, lo que este caso pone de manifiesto es el poder de una serie de empresas que, amparados en intereses comerciales, utilizan el sistema legal para intimidar a una organización pública que ofrece un servicio completamente gratis, sin robar nada.

¿Qué hace exactamente Internet Archive? Aparte de convertir los libros a un nuevo formato, realiza préstamos de libros que son funcionalmente idénticos a las que hacen decenas de miles de bibliotecas todos los días. Si pensamos que las bibliotecas deberían ser legales, es difícil aceptar cualquier argumento que defienda que Archive debería estar prohibido por infringir los derechos de autor. No se benefician del trabajo de otros, ni crean más copias de obras sin compensar a los autores y editores. Para que un libro se agregue a Archive, primero se debe comprar.

Después de ser escaneado, el libro pasar a formar parte de un almacén con otros libros que han sido digitalizados y sacados de la circulación en físico. Si Archive tiene una copia impresa de un libro que no está en circulación y además cuenta con tres copias de tres bibliotecas asociadas, entonces pueden prestar hasta cuatro copias digitales de ese título. Este principio está acorde con lo que se conoce como «derecho de primera venta», reconocido por primera vez en 1908 y que conlleva que cuando se compra un artículo protegido por derechos de autor pasa a ser propiedad del comprador y aunque este no pueda hacer copias y venderlas, sí puede prestar su ejemplar. En ese sentido, lo que hace Archive es comprar un libro, cambiar su estado de físico a digital y prestarlo como lo haría cualquier biblioteca.

El problema que Internet Archive plantea a las editoriales es que ofrece una alternativa al modelo actual que las bibliotecas tienen en sus fondos digitales. Cuando una biblioteca tiene una copia digital de un libro tiene que pagar a las editoriales tarifas de licencia adicionales, que pueden llegar a suponer entre tres y cinco veces más que lo que cuesta el libro y que además acaba caducando después de un tiempo. Además, el argumento de que Internet Archive perjudica a los autores haciendo que pierdan ingresos en concepto de derechos de autor es una falacia. Solo el 25 por ciento de las tarifas que se exigen a las bibliotecas van a los autores, mientras que el 70 por ciento va para las editoriales. Estas tarifas suponen un buen pellizco para las editoriales: Penguin ingresa 59 millones de dólares anualmente por este concepto, mientras que HarperCollins gana casi 47 millones.

Los libros electrónicos han ganado mucha popularidad en bibliotecas y escuelas. En 2022 se prestaron más de 500 millones, frente a los 15 millones que se prestaron en 2010. Para hacer frente a esta demanda y no quedarse estancadas en el pasado, las bibliotecas se ven obligadas a pasar por el aro de las editoriales. Al final, para hacer frente a estos enormes gastos, las bibliotecas se ven obligadas a reducir sus colecciones, priorizando los libros más populares y olvidando el resto. De lo que se trata no es solo de que las prácticas de Internet Archive infrinja los derechos de autor sino de que se cuestione el modelo actual de préstamos de libros electrónicos y si las bibliotecas pueden prestar este tipo de libros de la misma forma en la que se han prestado hasta ahora los libros físicos. De lo que se trata es de la idea en sí de biblioteca, como instituciones que crean una propiedad colectiva y que desafían la idea de que hoy en día hay que pagar por todo.

Si Internet Archive cae será un gran ejemplo de cómo el ánimo de lucro de las grandes corporaciones van en contra de los intereses públicos. Su destrucción sería una gran pérdida para cualquiera que valore el libre intercambio de información y de cultura y que vea la alfabetización como un bien social.

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