Intolerancia

La generación de cristal ha vuelto a exponer su intolerancia, su irrespeto hacia el arte, y su falta de sentido común.

No mucho tiempo atrás apareció en este blog un artículo criticando el cambio de nombre de la novela “Diez negritos” de Agatha Christie por un título suavizado y, supuestamente, más acorde al siglo 21.

En estos días le tocó el turno a la “Divina Comedia” de Dante Alighieri. Y es que la editorial neerlandesa Blossom Books ha ido más allá de un cambio de nombre, y ha decidido realizar una polémica edición del libro. En concreto, ha resuelto mutilar la obra de tal manera que excluye a la figura de Mahoma del Infierno para “no herir susceptibilidades” en la comunidad musulmana, aún cuando ella jamás ha elevado queja o reclamo alguno por tal motivo.

Estos recortes sólo pueden ser permitidos y justificados por personas de índole autoritaria y desprovistas de cualquier escrúpulo, que además de demostrar una total falta de sentido común y de amor hacia el arte, lo hacen exclusivamente con fines de lucro.

Ya son varias las voces en el ámbito de la cultura que se han manifestado quejándose por tal motivo. Y es que ¿acaso los amantes de la Filosofía podrían quejarse de que Sócrates, Platón y Aristóteles también se encuentren en el Infierno dantesco? ¿O los amantes de la Poesía lírica podrían hacer similar reclamo en nombre de Ovidio? ¿Tal vez los cultores del amor libre podrían alzar su voz para exigir la liberación de Francesca da Rímini y Paolo Malatesta hacia regiones menos tortuosas?

Como escribió acertadamente Ariana Harwicz en un tuit: ¿Para cuándo la retraducción de Céline prosionista? ¿Para cuándo un Marqués de Sade deconstruido y militante feminista?

Y es que son entendibles las adaptaciones que una obra pudiera tener en casos concretos, por ejemplo, en las que son para niños. Pero nadie tiene derecho a modificar un texto ajeno a su gusto, y querer imponerlo en el mercado, por mejores intenciones que crea tener.

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