Voz
Otoño, boca de jaspe,
hay algo en tus vidrios empañados
y en tus soles color de albatros
que me devuelve la alegría de saber
que ahí afuera están tus nieblas y tus ecos
y tus tonos de mil grises.
Nadie te vio llegar con los pies mojados
en la agonía del verano
ni detenerte con olor a cielo
sobre las noches infinitas.
Otros
podrán evadirte de sus rígidos calendarios
y atravesar tus horas como prófugos
pero a mis ojos eres tiempo deseado,
padre de poetas eres.
Otoño, yo respeto todas las libertades,
pero me duele saberte huir por los días de junio
con la alforja llena de vientos,
porque entonces deberé esperar luminosos meses para saber
que desde los árboles desnudos
nuevamente alguien
está pronunciando tu nombre.