Otras crónicas marcianas

Por Yasmina Naranjo Wilson.

Érase una vez un niño que no podía dormir, que tenía pesadillas noche tras noche y que se moría de miedo cada vez que se despertaba y se encontraba a oscuras sin ningún tipo de compañía. Érase una vez un niño que se imaginaba una vida en Marte, un planeta donde convivían humanos y marcianos entre medio de montañas azules, arena blanca, fondos marinos ventosos y dos lunas gemelas. Érase una vez Ray Bradbury.

El pasado 5 de octubre salieron a la luz Otras crónicas marcianas, diez relatos sobre Marte del célebre Ray Bradbury, recogidos en una antología por el editor y traductor Marcial Souto, ilustrada por David de las Heras, cuya particular estética aporta un aire apacible y otra dimensión a las historias.

En 1950, Bradbury había publicado numerosos relatos en diversas revistas, pero, preocupado por su economía familiar, deseaba publicar un segundo libro (el primero había sido Dark Carnival, que nunca reeditó). Viajó hasta Nueva York con la esperanza de encontrar editor para sus cuentos pero no despertó gran interés: todos los editores querían una novela. Finalmente topó con uno, que curiosamente se apellidaba como él, y que le propuso que buscara entre sus escritos sobre la colonización de Marte un hilo conductor que permitiera unirlos de forma que se leyeran como una novela. Esa noche, Bradbury se fue al hotel y se pasó horas organizando los materiales, buscando el orden adecuado para crear una historia convincente que presentar al editor. Éste aceptó el proyecto, y el proceso de preparación duró unos meses: tras reorganizar y reescribir los cuentos, finalmente seleccionó quince de entre cuarenta relatos que el 6 de mayo de 1950 aparecieron en lo que sería más adelante un gran éxito: Crónicas marcianas.

Souto ha intentado en Otras crónicas marcianas mantener una lógica parecida a la de Bradbury, tratando de construir una obra articulada. Los cuentos que se publican ahora juntos por primera vez, después de varias décadas, fueron descartados en su momento por Bradbury porque no tenían esa conexión necesaria para funcionar como una novela. Sin embargo, el editor ha considerado que “unos cuentos tan especiales merecen ser conocidos”, aunque hayan quedado fuera algunas crónicas que Souto no descarta publicar en un futuro, pero ahora había que elegir teniendo en cuenta que se trata de una edición ilustrada que requiere que la extensión de los relatos sea equilibrada.

Ray Bradbury y Marcial Souto fueron amigos durante más de cuarenta años. Se conocieron cuando Souto estaba empezando en el mundo editorial y Bradbury le doblaba la edad. Souto era asesor de Ediciones Minotauro, cuyo primer título publicado, casi quince años antes, había sido precisamente Crónicas marcianas. Mantuvieron una gran amistad hasta el día de su muerte el 5 de junio de 2012. Souto lo recuerda “como un hombre con un gran sentido del humor, que se refleja en mucho de lo que escribió. Era un creador que confiaba en el subconsciente y la emoción, y casi nunca planificaba. A veces, para ponerse a escribir, asociaba palabras al azar hasta que brotaba el comienzo de una historia de la que se apropiaba frenéticamente hasta terminarla”, según explica Marcial Souto en una entrevista concedida a La Vanguardia.

Entre las diez narraciones de esta antología destacaría dos cuentos. Por un lado, El Mesías, donde se habla del fervor religioso trasladado al planeta rojo. Por otro lado, La aventura, la historia de un joven marciano que habita en una cueva de las montañas, alejado de la especie humana hasta que descubre a una mujer que lo cautiva con las misteriosas figuras que crea con el humo de sus cigarrillos con boquilla.

Otras crónicas marcianas despierta la imaginación y la curiosidad del lector, llevándolo de vuelta al territorio fantástico y memorable de las primeras Crónicas. “Es como volver a una casa que te gustó y en la que no te mostraron todas las habitaciones. Hubo diez que permanecieron cerradas y que ahora te toca descubrir”, concluye Souto.

Translate »