Una de las mayores curiosidades que esconde el idioma castellano supone una especie de acertijo lingüístico de difícil solución: ¿qué palabra de la lengua española —que sí existe— se puede pronunciar y, sin embargo, no se puede escribir?
A pesar de lo que pueda parecer, se trata de un caso real, reconocido por la propia Fundéu (Fundación del Español Urgente) y la RAE (Real Academia Española).
La palabra en cuestión, según las actuales normas ortográficas es el imperativo de ‘salirle’, es decir, cuando la forma verbal ‘sal’ del verbo ‘salir’ se combina con el pronombre enclítico ‘le’.
Este ‘sal’ + ‘le’, que sí se puede pronunciar («sal-le al paso»), no se puede escribir por dos motivos: por un lado, si se escribiese junto formaría la palabra ‘salle’, que se pronuncia diferente por tener la ‘ll’; por otro, las normas actuales no permiten el uso del guión.
«Ha sido costumbre desde hace mucho la intercalación de un guión» para formar sal-le. «No obstante, las Academias de la Lengua decidieron en la Ortografía del 2010 negar validez al uso del guión, sin ofrecer alternativas, por lo que esta palabra según las actuales normas no se puede escribir», explica Wikilengua del español, portal con el apoyo de Efe y Fundéu.
De esta forma, prosigue, «se introduce una excepción en el sistema ortográfico insólita e inexistente en otras lenguas: la de una palabra que no se puede escribir».
«Este sería el único caso en el que aparecerían dentro de una palabra española dos eles contiguas, cada una de ellas perteneciente a una sílaba diferente, secuencia fónica cuya representación se halla bloqueada en nuestro sistema gráfico, puesto que concurriría con el dígrafo ll, que sólo admite interpretarse como el fonema palatal lateral sonoro /ʎ/ —o, más comúnmente, debido al fenómeno del yeísmo, el palatal central sonoro /y/—», analiza, por su parte, la RAE.
«Así pues, nuestro sistema ortográfico no cuenta con recursos para representar la secuencia fónica consistente en la articulación de dos eles seguidas dentro de una palabra, lo que en castellano resulta, por otra parte, absolutamente excepcional; las grafías salle al encuentro o sal·le al encuentro no se consideran, pues, correctas», añade la Academia.
¿Cuál es la solución, entonces? La RAE solo propone alternativas que no impliquen el uso de esta palabra, como «sal al encuentro a esta persona», «sal a su encuentro», «hay que salir al encuentro de…», etc.
«Lo natural es que, en su lugar, se generen expresiones en las que el pronombre de dativo se sustituye por el sintagma correspondiente (o, incluso, por un posesivo: sal a su encuentro) o en las que el verbo salir aparece en infinitivo como núcleo de una perífrasis modal de obligación (tener que + infinitivo; deber + infinitivo; haber de + infinitivo; la impersonal haber que + infinitivo)», plantea.